sábado, abril 29, 2006

El Pacto (Parte 1)

Desde que se creó el mundo siempre han existido personas sin escrúpulos, gente que deleita haciendo el mal, ellos nacieron así, con una energía única para acabar con la vida de cualquier ser viviente en pocos segundos. Esta es la historia de tres seres, con prácticamente las mismas características, los mismos deseos y las mismas aspiraciones.

- “¡Basura maldita! ¡O abres la caja en estos momentos o te hago un hueco en la frente!” Gritaba ansiosamente “Pinza”
- “Si, si señor pero el sistema me impide abrirla con más rapidez”
- “¡Pero tu si te vas a ir rápido maldito!” Sin titubear ni un momento y con una frialdad impresionante, “Pinza” jaló del gatillo.

Automáticamente el funcionario se desplomó con el cráneo destrozado a causa del balazo propinado por “Pinza”.

- “¡Ven tu! Y no te hagas también la viva que te va a ir igual “
- “ Si señor lo que usted diga” Dijo una joven mujer
- “Tienes 5 minutos para abrirla o ya sabes como te va a ir”

Felipe se encontraba vigilando al resto de las personas que por orden de el estaban en el piso, echadas bocabajo. A unos cuantos metros, estaba agazapado “Loro”, cuidando la puerta para que no entrara alguna persona que les pudiera estropear el plan.

- “PAAAAAAA”

Se escucha un nuevo disparo e inmediatamente sale Pinza corriendo

- “¡Ya tengo la plata! ¡Apuren carajo que nos agarran!
- “¿¿A quien le disparaste?? Pregunta “Loro”
- “¡A la maldita que me abrió la caja! ¡para que no hable! Replicó “Pinza”
- “¡Que nadie se mueva mierda! Gritó Felipe

Los tres salieron disparados hacia el vehiculo que los estaba esperando fuera del banco que acababan de asaltar.

- “¡Muévete baboso que viene la policía!” Le dijo Felipe al conductor para que desaparezcan de ese lugar rápidamente.

La ruta de escape ya la tenían previamente estudiada, así que no fue ningún problema salir de ahí sin que nadie los siguiera. Los tres temblaban a causa de la adrenalina provocada al tomar por unos minutos el banco, ese banco que había sido testigo de la forma tan sanguinaria en que operaban esta banda de delincuentes.

Felipe, “Loro” y “Pinza” se habían criado juntos en un barrio pobre de esa ciudad, un lugar en donde imperaba la ley del más fuerte, en donde reinaba la delincuencia, la prostitución, la droga como fuente de mayores ingresos junta con el robo a mano armada. Felipe el mayor de los tres por unos meses y el cerebro del grupo. A su padre nunca lo conoció, murió en una riña entre bandas antes que el naciera. Su madre tuvo que dedicarse a la venta de drogas para poder darle alimento. Al pasar los años, ella se buscó un nuevo marido, el cual nunca fue aceptado por Felipe.

“Loro” vivía con su abuela, al costado de la casa de Felipe. Sus padres lo abandonaron cuando tenía meses de nacido. Desde muy niño aprendió a defenderse solo, con armas o sin ellas, la escuela de la calle le había enseñado muy bien como cuidarse. Entró en el mundo de las drogas a muy temprana edad, las cuales le servían de estímulo al momento de perpetrar cualquier robo.

“Pinza” el más sanguinario del grupo. El menor de seis hermanos, que diariamente le daban grandes golpizas para dejar bien en claro quien mandaba en ese hogar – Si así podría llamarse a ese basural-. Ellos no tenían a nadie que los cuide, por cosas del destino cierto día sus padres salieron a laborar y nunca más regresaron, cuentan algunas personas que los asesinaron en un ajuste de cuentas. Al tener edad suficiente para hacerles frente a sus hermanos, elimino a los que le habían hecho la vida imposible, dejando bien en claro ante los otros, quien mandaba ahí.

Al llegar a su destino y percatándose que nadie los hubiera seguido, abrieron la puerta del garaje y bajaron del auto. El chofer contratado solo recibiría un plomazo en el bajo vientre como paga a sus servicios, por que según Felipe les podría traer problemas una persona que no era de su confianza. Así actuaban ellos, sin ningún remordimiento.

- “El dinero lo vamos a repartir entre tres, ojala no los agarren ebrios o en el prostíbulo tirándose la plata, ya saben que los uniformados nos tienen chequeados” Dijo Felipe
- “Dame mi parte nomás que yo sabré como aprovecho mi billete” Le contestó “Loro” contando los fajos
- “¡Con esta plata ya tenemos para ponernos duros todo el verano carajo! Agregó excitado “Pinza”
- “¡Y las hembritas se me van a regalar apenas me vean con tanta plata, carajo!”Siguió la conversación “Loro”
- “ Mientras hagan sus cojudeces a puerta cerrada no hay problema” Lees aconsejó Felipe

Para poder mantener ese alto ritmo de vida, dedicado a la perdición, tenían que planear un asalto cada dos meses, lapso de tiempo en el cual ya no tenían ni un centavo en el bolsillo. Felipe que creía mucho en lo que le deparaba el destino, frecuentaba a un amigo “brujo” que le leía las cartas y le aconsejaba sobre los pasos que debía seguir en su convulsionada vida.
“Didí” como era mejor conocido en el ambiente esotérico, era un brujo con poco éxito pero con muy buenas predicciones, según el inspiradas por un demonio inca llamado “Muki”. Su casa en la cual acogía a sus clientes y practicaba toda clase de ritos, se encontraba muy alejada de la ciudad, un par de horas aproximadamente demoraba el recorrido.

- “¡Hola Felipe! Hace tiempo que no te apareces por acá” Dijo “Didí” abrazando a Felipe
- “¡Hola Hermano! Lo que pasa es que los negocios me absorben todo el tiempo, tu sabes, los atracos toman tiempo planearlos” Dijo sonriente Felipe
- “ ¿Y que te trae a mi humilde hogar? Seguro quieres saber como te va a ir en el próximo golpe” Dijo “Didí” mientras pasaban al recibo y tomaban asiento
- “Algo así, pero no quiero veas mi futuro, necesito que me aconsejes sobre algo más importante, algo que nos saque de toda esta mierda de los asaltos y vivamos tranquilos toda la vida” Dijo Felipe
- “¿Que tienes en mente? ¿¿Quieres asaltar el banco central??”
- “ No seas cojudo “Didí”, algo distinto. Una vez me comentaste sobre los pactos con el demonio, esos que le ofrecías tu alma a cambio de un deseo. ¿Te acuerdas?”
- “¡Ah ya! Por ahí venía la cosa. Pero se ve que tanta droga te ha quemado la cabeza, idiota. Esas cosas no son juego, con los espíritus del mal no se bromea”
- “ Ya pues negro, estoy hablando en serio, ¿como puedo hacer para llamarlos?”
- “ Los llamas por teléfono y les dices que…”
- “ ¡Es en serio cojudo! Yo no bromeo”
- “ Mira Felipe, se una técnica para que te puedas contactar con ellos, pero tienes que conseguir varias huevadas, cosas raras que se necesitan para hacer el conjuro, elementos que no vas a encontrar en una tienda”
- “ Todo se consigue en esta vida, no te preocupes por eso, pero tu sabes de alguna persona que le ha ofrecido su alma a los demonios?”
- “Sí, un amigo brujo me contó que una mujer muy cercana a el lo hizo.”
- “¿Y como le fue?”
- “De un momento a otro, adquirió una fortuna incalculable, inimaginable para ti y para mí. Ella aún está viva, tiene familia y todo, pero no vive acá”
- “Bueno “Didí”, por eso vine acá, para que me ayudes en eso”
- “ Pero te digo una cosa, en ese ritual no te puedo ayudar, tu y las personas que lo van a hacer tienen que estar solas, no se permite ningún tipo de intermediario”
- “Está bien, tu solo dime que es lo que tengo que hacer y que conseguir, el resto lo hago con “Loro” y “Pinza” “
- “ Dame un par de semanas para darte una lista con las cosas necesarias, luego les explico como se hace esto”


El plan de Felipe era algo descabellado, algo tonto que sus amigos no aceptarían.

jueves, abril 27, 2006

El Loquito

Mi nombre es Lucho. Desde que era muy pequeño acompañaba diariamente a mi madre a hacer las compras al mercado que quedaba a dos cuadras de mi casa, en el camino siempre veía a una persona con aspecto sucio, parecía que no se había bañado por años.

- “ ¿Mamá quien es esa persona? ” Pregunte
- “ Es un loquito, hijo ” Respondió mi madre

Esa persona pertenecía a esa naturaleza urbana, rodeado de casa y jardines, uno de los cuales era su hogar. Sus alimentos –los que la gente le regalaba- los cocinaba en una pequeña fogata y utilizaba una lata como olla. Su cama estaba hecha con cartones y sus sabanas eran varios papeles de periódico que lo protegían del frío. No usaba zapatos, sus pies se habían adaptado al duro asfalto por el que caminaba diariamente, parece que su locura lo obligaba a eso, a movilizarse sin parar.

Cuando ingresé a la universidad el seguía ahí, yo salía muy temprano y lo veía aun descansando, sin preocupación alguna, así estuviera inmundo se notaba que su salud estaba intacta, también parecía que los años no pasaran para el , tal vez esa larga barba me impedía ver su verdadera edad. Al regresar muy tarde de mi centro de estudio, el recién llegaba de esas largas caminatas diarias, por lo menos recorría tres o cuatro distritos, así transcurrían sus días.

Unos años más tarde cuando por fin encontré trabajo y me independicé de mis padres, obligatoriamente tenía que ver al loquito, por que el camino más rápido para llegar a mi trabajo puntualmente, era ese.
Cochino como siempre, comiendo las mismas porquerías, hablando solo. Para mí siempre fue normal verlo así, pero uno de esos días se me ocurrió ayudarlo.

Llegó el día de noche buena y yo iba a pasarla en la soledad de mi hogar, había comprado un pavo horneado, puré de manzana y de papa. A las nueve de la noche me decidí ir a buscarlo y proponerle acompañarme para la cena. Al llegar a su morada, estacioné el auto a su costado y le propuse acompañarme.

- “ ¿Señor, quiere venir conmigo? ” Dije titubeando

El loquito me miro desconfiado y se puso a la defensiva. Cogiendo una piedra se me empezó a acercar, no sabía si seguir con esto o arrancar he irme rápidamente.

- “¡Tengo comida en mi casa! ” Atiné a decir

Parece que pronuncié las palabras correctas, por que automáticamente el hombre soltó la piedra y se subió al carro. Iba manejando rápidamente por que el olor que emanaba era nauseabundo, producto de tantos años sin aseo, ¡tenía que llegar rápido!

Cuando al fin llegamos a mi departamento, sentí que el portero me miraba raro, se preguntaría que hacia con ese orate en mi casa, bueno era mi hogar y nadie podía decirme a quien debía traer o a quien no.

- “Es un amigo ”. Le dije cuando pasamos por su costado

El trayecto hacia mi departamento fue tranquilo, por suerte ningún vecino me vio. Al abrir la puerta el loquito entró disparado, sin darme reacción a nada.

- “ ¡Quiero baño! ¡Quiero baño! ¡Baño! ¡ Baño! ” repetía incansablemente
- “ ¿Qué? ” dije confundido
- “ ¡Baño! ¡ Baño! ”
- “ Ya, espera un rato que te voy a traer otra ropa y una toalla ”

Parecía que el loquito no había olvidado el agua ni como bañarse, después de treinta minutos en los que me tuvo en angustia, al fin salió. ¡Era otra persona!, con un buen baño y ropa nueva, había experimentado una mutación increíble. El baño también se transformo, pero en un muladar, bueno todo sea por una buena acción.
Al sentarse mi invitado a la mesa, empezó el festín. Los cubiertos fueron un saludo a la bandera para el e inmediatamente sin perder tiempo cogió la pierna del pavo, luego la otra, luego el puré y la ensalada. Era una verdadera máquina de tragar, el pobre hombre no había comido así por años. Mientras más comía mis ojos se llenaban de lágrimas.
La comilona terminó sin dirigirnos la palabra, le hubiera querido preguntar muchas cosas, pero lo vi tan contento que preferí mantener todo así. Como ya la noche era avanzada, lo llevé al lugar donde dormía, cuando bajó del auto le di una manta muy abrigadora y le dejé un recipiente con comida. Camino a casa tomé la decisión de llevarlo más seguido.

A la semana siguiente que pasé por ahí no lo vi ni un solo día, esto me extraño mucho y fui a preguntar a algún vecino de por ahí.

- “Señora buenos días, quería preguntarle por el loquito que dormía en el jardín”.
- “Un día después de navidad amaneció muerto”.
- “¿¿¿Como???” Dije sin creer lo que me decía
- “Sí, parece que en la noche anterior le habían regalado ropa más o menos nueva y una manta. Parece que un grupo de drogadictos se las quiso robar y el puso resistencia. Le hundieron un cuchillo en el estomago”. Dijo la mujer fríamente

Que más podía decir, simplemente di media vuelta y me fui.

martes, abril 25, 2006

El Cuadro

Parece extraño, pero estoy en esta casa desde que la edificaron y solo he visto una parte de ella. Conozco el comedor, una parte de la sala y veo parte de la cocina. Mi campo visual es muy reducido.
Generación tras generación desfilaron ante mis ojos y me pudieron admirar, supongo que seré hermoso, por que me miraban detenidamente, algunos hasta me analizaban durante varios minutos, lamentablemente no sabía como era, solo sabía que tenia forma rectangular, prácticamente la única forma conocida por nuestros creadores.

Casi todos los días transcurrían aburridos, excepto a la hora de tomar los alimentos, ahí podía escuchar todo, podía verlos a todos ellos riendo, peleando y hasta llorando. Siempre a la misma hora, así viniera otra familia siempre era igual, su vida era tan monótona como la mía.

Muchas veces pude ver a las parejas fabricando niños, parecía una tarea ardua, ese vaivén parecía agotador, pero a la vez placentero. Después de algunos meses los niños nacían, luego de algunos meses crecían y unos años más tarde nunca más los volvía a ver, era un ciclo, un ciclo interminable.

Un día a cierta familia se le ocurrió darme una distracción, me trajeron un espejo, era grande con bordes dorados, su forma era ovalada, algo extraño para mí , algo diferente que iba a estar colgado frente a mí.

Por primera vez pude verme, tenía pintado un paisaje en mi interior. En primer plano había un objeto hecho con el material de la mesa, no se veía completo, parecía como cortado. A su izquierda estaban dos señores con una telas, algo parecido a las cortinas de la sala, pero con huecos. Más atrás se podía ver mucha agua y encima de todo estaba el cielo, que solo conocía por descripción de la casa. Su color era algo oscuro, como cuando la luz se empieza a retirar.

Durante años me deleité viéndome, me miraba permanentemente. ¡Yo me gustaba!.
Por cuestiones del destino un nuevo niño en la familia me quitó la única distracción que había tenido por años, rompió el espejo con un objeto redondo, llamado pelota. Mi vida parecía haber acabado, ya nada tenía sentido, solo me quedaba el recuerdo de esa hermosa figura.

Cuando me descolgaron sin previo aviso y me sacaron de la casa, de esa inseparable amiga, que durante siglos le hice compañía, mis sentimientos se encontraron, por un lado sentí el odio y la impotencia de ver como iban a aniquilarla. La derrumbaron.
Por otro lado mi alegría fue inmensa al ver otro mundo, ese cielo del que la casa me había hablado y solo lo podía ver en mí. Todo era hermoso, la gente, los animales, los árboles, los autos, las otras casas, todo.

Ahora estoy con varios como yo, pero no puedo ver, solo tengo recuerdos, recuerdos del mundo, ese mundo que me trató como lo que era, un cuadro.

lunes, abril 24, 2006

María

Ella era María, una mujer de condición humilde, una madre y esposa ejemplar, parece que fue criada a la antigua, por que a su esposo e hijos nuca les faltó esa atención afectiva y hogareña, sabía cual era su función en el hogar , las cuales cumplía a la perfección. Su esposo no era un hombre con las cualidades propias del marido perfecto, pero ella lo amaba, a tal punto de hacer lo que el le pidiera, ella cumplía sus deseos con gusto. Algo similar sucedía con sus hijos, desde muy pequeños ella siempre trató de darles lo mejor.

La vida de María no era mala, como en todas las familias siempre surgían problemas, pero nada que con un poco de paciencia y amor no se pudiera solucionar. Hasta que un día todo cambió, su esposo al que tantas horas del día había dedicado, dejaría de existir repentinamente. Desde ese momento ya nada fue igual, ella tuvo que asumir el rol de padre y madre, ahora tenía que darse tiempo para llevar dinero a su hogar, ocuparse los quehaceres del hogar y de darle la mayor atención a sus hijos.

Que vida tan dura llevaba María, año tras años fue acabando su vida, les ofreció a sus hijos su juventud, sus mejores años, esperando algún día también ser atendida por ellos. Pero conforme fue pasando el tiempo sus hijos ya eran adolescentes, personas capaces de valerse por si solos y ayudar a María. Lastima que inconscientemente ella había maleducado a sus hijos con todo tipo de engreimientos. ¡Pobre María!

María sin querer, había creado su propio calvario, su propia prisión. Sus hijos ya no la veían como una madre, sino como una esclava, su madre ahora les servía, su madre ahora no era nada. Pobre María, pobre su vida.
La pobreza fue aumentando para ella y sus hijos, ya que solo ella mantenía al hogar , sus hijos se habían convertido en parásitos, en seres destinados en absorber la vida de María día tras día, año tras año.
Al caer el día Maria llego exhausta por la larga y pesada jornada laboral que tenía que soportar, solo quería descansar, y así lo hizo. María calló en el lecho y nunca más volvió a levantarse. Ahora ella era una pesada carga para sus hijos, ellos que eran unos verdaderos inútiles. Tuvieron que decir el destino de su madre, de la persona que les dio todo. María fue abandonada en un asilo, en un lugar donde terminaría sus días, sola, sin nada, solo con sus recuerdos, con un cuerpo deteriorado pero con su alma en perfecto estado, ella había preparado su espíritu para el momento en que debía. Gracias María.

viernes, abril 21, 2006

El olvido

Ella siempre lo esperaba. Sentada en la ventana siempre preguntaba por que el se había marchado, se fue sin decirle nada. Un día despertó y vio su lado de la cama vacío. No era algo extraño ver su sitio así, pero pasó la tarde y no llegaba, ya era tarde. Sin tener noticias de el , se quedó en vela esperándolo, esperando ese retorno que el no permitió por ese orgullo maldito.

¿Ya no me quiere? Se pregunto ella. En su inocencia no comprendía por que lo había hecho, por que siendo tan joven , el la había abandonado. Cuando abría los ojos, el estaba ahí y antes de cerrarlos, lo sentía ahí. Le hacía sentir ese amor y esa ternura, ese calor incomparable, que ni una buena cobija te da. El se fue sin remordimiento alguno, solo se marcho.

El tiempo fue pasando y ella aun lo recordaba, su voz, su calor, sus bromas, sus enseñanzas. Esas cosas que quedan marcadas, que hacían que su sufrimiento fuera mayor. Nadie podía hacer que ella olvide a ese hombre que conoció pocos años, pero que la había marcado profundamente, tal vez para siempre.

Un día caminando por un parque, donde junto a el solían pasear y jugar, donde solo la naturaleza sería testigo de esa ternura y ese cariño. Vio a una persona, vieja y acabada que venía en su dirección e inevitablemente se cruzarían. Cuando pasó a su lado y se miraron a los ojos, inmediatamente se reconocieron, era el, el hombre que de pequeña la había dejado, esa persona que le hizo pasar muy buenos y malos momentos, el hombre que le hizo perder el sueño esperando a que regrese, que no había estado ahí cuando se enfermó, el que no la llamó ni la visito para ningún cumpleaños, el hombre que nunca la recogió de la escuela y en la que muchos años después se graduaría con honores. Era el, con esa inconfundible mirada, fría y tierna a la vez. Pero ya nada era lo mismo, ella ya no lo amaba, tampoco lo odiaba, solo era el. En ese momento su padre dejo de existir definitivamente para ella.

miércoles, abril 19, 2006

Solo

El sitio era extremadamente oscuro, ahí estaba yo sin saber a donde ir , sin ningún tipo de guía. Avanzaba para encontrar alguna salida , trataba de buscar alguna respuesta lógica. ¿Dónde están todos? Mi familia, mis amigos, mi hogar, mi ciudad. La desesperación me obligaba a caminar erráticamente, nada tenia sentido, la orientación me había abandonado, traté de gritar pero no podía, me di cuenta que tampoco oía ni sentía .

Cuando el pánico y el temor empezaban a inundarme, percibí a alguien. Esa presencia no hablaba ningún idioma, pero simplemente la entendía, me estaba mostrando el camino, ese camino que me hizo sentir que el tiempo se detenía y que me había quitado todo tipo de esperanzas. ¿ Pero por qué tenia que confiar en el? ¿ Por qué me guiaba? Si la vida me enseñó solo a confiar en algunas personas, extrañamente el me inspiraba eso que había dejado del lado hace varios años.

Rápidamente pude sentí una pequeña luz, una sensación extraña, extraña como todo lo que me estaba pasando, emanaba una energía única , no era necesario verla , solo tenías que sentirla. Hasta que me detuve y pensé en que no podía ser tan egoísta, en que mi familia y amigos también quisieran estar parados aquí sintiendo esa paz, ese calor indescriptible. Así que volteé rápidamente para regresar y traerlos.

Instantáneamente todo había desaparecido y yo me encontraba nuevamente en mi casa. En ese hogar que me había visto nacer y años más tarde viviría ahí con mi esposa y mis hijos. Ese lugar en donde aprendí a amar a mis padres, donde dormí, comí, me enfermé, donde crecí, donde jugué, prácticamente hice todo, ¡que buenos recuerdos!
Cuando corrí a buscar a mi esposa he hijos para contarles lo sucedido, no había nadie, todo estaba vacío. No había nada, ningún mueble, no estaban los artefactos, ni siquiera estaba su ropa. Me habían abandonado.

Solo tenía la casa, ahora triste y vacía, que simplemente tenia recuerdos, solo eso. Esa casa que ahora me había atrapado, que me quitaba el hambre, la sed, el sueño. Que simplemente me obligaba a pensar en mis seres más queridos. Pero parece que yo había decidido estar solo...

martes, abril 18, 2006

La Diva

Un día me levanté y la vi. ¡Era hermosa! Con ese cabello ondulado, esos ojos que parecían arrancados del cielo y ese cuerpo que solo lo había visto en sueños, A mis 14 años hizo que mi hombría aflorara por completo, que mis hormonas festejaran.
Su edad era como la mía, pero yo la veía mayor, tal vez por el sitio donde se encontraba, ese sitio que hace cambiar tu cuerpo y te envejece sin piedad. Ese lugar nos deparaba algo especial .

Ella cambió mi vida, mi cuerpo y mi mente pedían que la viera dos veces por semana, no importaba el tiempo, solo la veía. Me hipnotizaba simplemente con su voz y movimientos. Su magia era inigualable, ella parecía una mujer que no quería dejar de ser niña. Nos capturaba día tras día con su sonrisa, con esa espontaneidad me deleitaba, que simplemente me arrastraba.

Los días, las semanas y los años fueron pasando. Pasando para ella y para mí , siempre tan hermosa . Pero ese lugar la estaba cambiando, sus bellos ojos la delataban, recién me di cuenta que de su vida no sabía absolutamente nada. Siempre pensé que lo problemas no existían para ella, que lo tenía todo, pero en mi inocencia me equivoqué. Para su edad la presión fue mucha, yo aún me divertía como un niño, jugando con mis amigos, nada nos preocupaba. En cambio ella tenía dinero, auto, casa, pareja. Prácticamente ya había logrado todo en su vida, cuando a esa edad esas cosas aun son sueños, sueños que muchos nunca llegan a tener.

Hasta que un día se fue. Se fue por decisión propia, obligada por la vida, por la presión de ese espacio, de ese mundo. Ese mundo que te obliga a vivir aceleradamente sin ver atrás, solo actuar sin pensar . Así fue consumida. En ese momento arrancó una parte de mí , esa inocencia que me hacía pensar que ella sería eterna.

lunes, abril 17, 2006

Un don divino

Por primera vez podemos ver la luz, sin saber donde estamos, perdidos en un nuevo mundo, un mundo extraño, inclusive para sus habitantes más antiguos.. A nuestra alma le tomará mucho tiempo para adaptarse, para aprender a vivir, a experimentar los sentimientos más sublimes, los más inocentes, los más traumáticos, los más oscuros.

Poco a poco seremos victimas de la vida, una vida que a pesar de todo, es buena. Victimados por ese don finito, que por algún juego del destino, nos obliga a aprovecharlo. Con el transcurrir de los años algunos se aferrarán a el, dando gracias a su creador. Otros simplemente le serán indiferente, sin pensar lo usarán, lo malgastarán, tendrán un don desperdiciado, alimentándolo de los más deliciosos placeres mundanos, de esos que solamente te cubren, pero no te llenan.

Muchos no lo aceptarán, aprenderán a odiarlo, aborrecerlo y despreciarlo. Tratarán de quitárselo y de quitarlo, muchas veces conciente o inconscientemente. Pero algo dentro de ellos los obligará a desearlo, a desear no tenerlo, a no tenerlo para escapar, a escapar del mundo, de un mundo que funciona simplemente por ese divino regalo.

Para los que no interrumpimos su ciclo, tendremos que entregarlo, sin vacilaciones, por que simplemente nos fue prestado para alimentar otra parte de nuestro ser, otra parte que no podemos ver pero si sentir, que nos ayudo a alimentarlo de lo bueno y lo malo, lo moral y lo amoral, de lo verdadero y lo falso, nos ayudo a nutrirnos de ellos para lograr un equilibrio.

Alguna vez seremos testigos de cómo muchos lo pierden, y simplemente nos cuestionaremos, nos haremos preguntas absurdas que solo nos calmarán ese dolor, el dolor de ver como ese don se extingue sin importarle la edad, el sexo, el parentesco, simplemente se va.

Los egoístas reaccionamos con sentimientos diversos, sin poder comprender que solo es un préstamo a largo plazo, un crédito que nos rendirá cuenta el día en que volvamos a ver un nuevo mundo, tal vez más familiar que el que habitamos por algún tiempo.