sábado, enero 13, 2007

La Pola (capítulo 1)

Hace poco me encontré con un amigo de la juventud, su nombre es Alonso, prácticamente nos criamos juntos. Nacimos en un barrio de clase media, en donde se forjaban las verdaderas amistades en medio de los partidos de fútbol en las calles o las mataperradas propias de la edad. Pero esa clase de barrios y de amistades se fueron extinguiendo cuando la gente que habitaba en esos lugares fue vendiendo sus casas a empresas constructoras que se dedicaron a tapar el sol a los vecinos con enormes edificios y a romperle los tímpanos a punta de martillazos, aplanadoras, soldadoras y demás herramientas de construcción. El martirio empezaba desde las ocho de la madrugada que es la hora en que los obreros dan inicio sus labores diarias. La gran mayoría de vecinos cargó con todas sus pertenencias y también con sus hijos que sin saberlo fueron llevados a barrios residenciales con grandes jardines, piscinas y muchas otras cosas que te hacen llevar la vida de la mejor manera. Pero el único problema de vivir en esos lugares es que ningún joven o niño pisa la puerta que da a la calle. Ellos son recluidos en cuatro paredes sin tener amistad con algún vecino o vecina. En mi caso la modernidad no ayudó a que me separara de mis amigos. Una mujer se encargó de hacer ese trabajo.

- “Señor ¿una limpiadita?”
- “¿Cual limpiadita? ¡Mugroso! ni pases el trapo que me ensucias la luna…”
- “Ya pues jefe. No sea tacaño, un poco de agua no le hace daño a nadie, menos a su carro…”
- “¡Mira quien lo dice!. Se nota que el agua podría causarte una reacción alérgica que te mataría en segundos. ¡Sal de acá apestoso!”
- “¿Señor sabe que tengo en la otra mano?”
- “¿Más mugre?”
- “¡Algo más grande imbecil! ¡Si no me das unos billetes te reviento la luna de un rocón!”

Al verle los ojos ese completo animal sosteniendo con su mano derecha una pequeña piedra del tamaño de una cebolla, sus pequeños ojos hundidos de perro chusco me remontaron al pasado y solo atiné a decir un nombre. ¿Alonso?
El mal aspectoso hombre dudó un segundo y empezó a examinarme detenidamente. La forma en que me miraba me ponía nervioso. Si no era él, esta situación se iba a poner difícil y mi parabrisas iba a llevar la peor parte. ¿¡Gabriel Martines!?
Un ensordecedor ruido de bocinas me exigía que avance porque hace un par de minutos había cambiado la luz del semáforo a verde y todos querían llegar a su centro de labores lo más pronto posible. Eso no me importó y me tomé mi tiempo para estacionar el automóvil a unos metros de ahí y poder conversar tranquilamente con aquel hombre que hacía más de quince años no veía.
Mientras Alonso ó Asonso como yo le decía, se acercaba al auto lentamente – Venía cojeando- me transporté a aquellas épocas en que la amistad y el juego era lo más importante. Esos años donde mis hormonas empezaban a revolotear por todo mi cuerpo. Donde un buen par de nalgas podían hacerme perder la cabeza.

Mi barrio no era de lo mejor, ni mi familia una de las más adineradas, pero podíamos darnos algunos lujos como contratar alguna persona para que se encargue de las labores del hogar, como cocinar, lavar, limpiar, etc.
Las personas contratadas no duraban mucho tiempo en mi casa. El mal carácter de mi madre y las manos de mi padre las ahuyentaban rápidamente. El mejor modo según mi padre de encontrar empleadas era poniendo un aviso en la ventan de mi casa solicitando “muchacha”.
Cierta mañana de Enero mi madre me tocó la puerta del cuarto, en el que por supuesto dormía bajo cuatro llaves para evitar que algún intruso invadiera mi privacidad y pudiera verme en plena sesión del conocimiento de mis partes más intimas.

- “¿Grabrielito? ¿Estas ahí? – Como odiaba cuando mi madre me llamaba así y me siguiera tratando como un niño de jardín- Baja hijito para que conozcas a la nueva muchacha que he contratado”

7 Comments:

Blogger Dragón del 96 said...

No quiero ser sobón, pero me gusta como empieza. Es agil, no hay dialogos largos y facilmente digerible.

Que bueno volver a leerte.

Slaudos.

(hey, estoy organizando una futura reuniòn entre bloggers, te animas?)

2:10 a. m.  
Blogger novivo said...

Hola Hermano Dragón. Gracias por visitarme seguido y comnentar tan rapido. ¡¡Claro que me animo para una reuna blogger!! avisa nomás.

Saludos

9:31 a. m.  
Blogger Anita said...

Novivo, me atrapaste una vez más con la historia.

Supongo que continuará, verdad!

Un gran abrazo bien festejado, porque estoy de cumple-blog.

Anita

10:24 a. m.  
Blogger Jorge Luis said...

Es la primera vez que vengo.
Son las cosas más triviales de la vida, a la vez, las más hermosas. Las que nacen de un puñado de tierra y hierba fresca, y no de frívola comodidad.
Salu2. Y amenazo con volver.

10:57 p. m.  
Blogger Fuego Negro said...

...ESTOY ABSOLUTAMENTE EN CONTRA DE QUE PUBLIQUES N CAPITULOS


SALUD Y MAS QUE SUERTE

9:03 a. m.  
Blogger C. said...

pero hombre y qué pasó con alonso?

aunque tu historia pueda ser ficción, me ha tocado vivir situaciones parecidas... la vida da cada vuelta...

saludos

7:41 p. m.  
Blogger Dinia Solano said...

Espero que Alonso no le haga una traición a este chavalo.
A mi hermano le pasó algo parecido con un amigo suyo, y la final de la conversación amistosa intentó robarle a mi hermano la billetera y los cuadernos que traía.

10:11 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home