martes, abril 18, 2006

La Diva

Un día me levanté y la vi. ¡Era hermosa! Con ese cabello ondulado, esos ojos que parecían arrancados del cielo y ese cuerpo que solo lo había visto en sueños, A mis 14 años hizo que mi hombría aflorara por completo, que mis hormonas festejaran.
Su edad era como la mía, pero yo la veía mayor, tal vez por el sitio donde se encontraba, ese sitio que hace cambiar tu cuerpo y te envejece sin piedad. Ese lugar nos deparaba algo especial .

Ella cambió mi vida, mi cuerpo y mi mente pedían que la viera dos veces por semana, no importaba el tiempo, solo la veía. Me hipnotizaba simplemente con su voz y movimientos. Su magia era inigualable, ella parecía una mujer que no quería dejar de ser niña. Nos capturaba día tras día con su sonrisa, con esa espontaneidad me deleitaba, que simplemente me arrastraba.

Los días, las semanas y los años fueron pasando. Pasando para ella y para mí , siempre tan hermosa . Pero ese lugar la estaba cambiando, sus bellos ojos la delataban, recién me di cuenta que de su vida no sabía absolutamente nada. Siempre pensé que lo problemas no existían para ella, que lo tenía todo, pero en mi inocencia me equivoqué. Para su edad la presión fue mucha, yo aún me divertía como un niño, jugando con mis amigos, nada nos preocupaba. En cambio ella tenía dinero, auto, casa, pareja. Prácticamente ya había logrado todo en su vida, cuando a esa edad esas cosas aun son sueños, sueños que muchos nunca llegan a tener.

Hasta que un día se fue. Se fue por decisión propia, obligada por la vida, por la presión de ese espacio, de ese mundo. Ese mundo que te obliga a vivir aceleradamente sin ver atrás, solo actuar sin pensar . Así fue consumida. En ese momento arrancó una parte de mí , esa inocencia que me hacía pensar que ella sería eterna.