Negocios Universitarios ( Capítulo 7 )

No muy lejos de ahí, se encontraban el capitán García y el teniente López dentro de su automóvil, muy viejo pero protagonista de muchas persecuciones, un carro perfecto para esa clase de carreras urbanas. Ahora su nuevo reto era perseguir a un auto último modelo, muy rápido. Ese auto lo iba piloteando Max Pardo que era acompañado por su hermosa novia Gladis. Su destino era desconocido para los dos agentes, solo sabían que tenían que seguirlo, el olfato de García nunca le había fallado.

- “Capitán, ¿a donde va ese par?”
- “ No creo que se estén dirigiendo a su casa, de eso puedes estar seguro”
- “Pero están conduciendo muy rápido…”
- “ No hables mucho, no vaya a ser que los perdamos”
- “Pero mire Jefe, parece que ese tal Max está haciendo una llamada… ”
- “ Ya los vi idiota, pero acelera que se nos van”

En el otro automóvil, Max Pardo llamaba a Allison insistentemente, parecía algo nervioso.

- “¡Maldición!, ¿Por qué no contesta?, espero que todo esté bien, ¿le diste la mochila a Juan Pablo?” Max volvía a llamar a Allison
- “Sí, parece que no se pudo resistir a mis encantos y gustoso aceptó entregarlo…”
- “Pobre imbecil, no sabe en lo que se está metiendo…, por las dudas le dije a Allison que no se despegue de el…”
- “No confío en esa perra…, con solo pensar que se entiende contigo me dan ganas de matarla con mis propias manos…” Los celos estaban invadiendo a Gladis
- “Son solo negocios muñeca, tu sabes que una persona enamorada puede hacer lo que sea para complacer a su pareja, ella podría matar por mi si se lo pidiera…, además tu sabes que yo te amo y algún día nos largaremos de este país de mierda con todo el dinero que hemos juntado…” Esas palabras tranquilizaron levemente a Gladis.
- “Espero que así sea querido, por que tu también sabes que una mujer despechada es capaz de cualquier cosa “

Al pasar por un semáforo, la luz que indicaba detenerse a los autos se encendió, lo que hizo que vehículo de Max se alejara un poco más de sus perseguidores, que se vieron obligados a parar.
A unas cuantas cuadras de ahí, una camioneta 4 x 4 con dos ocupantes, divisaban el auto de Max que se acercaba rápidamente hacia ellos. El potente motor de esa camioneta, rugía con mucha fuerza, parecía un toro preparado para envestir a su objetivo. Cuando Max se dio con la sorpresa que la camioneta le estaba cerrando el paso, ya era demasiado tarde. Su pie pisó rápidamente el freno y giró bruscamente el timón para evitar el fuerte choque. La audaz maniobra de Max lo hizo perder el control y el coche se clavó en un árbol viejo, que poseía un tronco muy resistente, que asimiló el impacto, la parte delantera del auto no correría la misma suerte que se cerró como un acordeón. El brutal choque había desmayado Max y Gladis. En segundos los dos ocupantes de la camioneta bajaron raudamente, estaban armados y con las cachas de sus pistolas rompieron las lunas de las puertas que aún permanecían intactas. Uno de ellos sacó a Gladis y la metió a la cabina del otro vehículo. El otro se encargaría de Max. Con la sangre fría de un sicario profesional, ultimaba a Max con un balazo en la sien.
Todo había sucedido en segundos, la 4 x 4 arrancó quemando llantas y volteó en la primera esquina para perderse rápidamente. García y López solo pudieron ver como escapaban. Los habían perdido.

La escena era impactante. El interior estaba todo lleno de sangre, los asientos estaban húmedos, lo que quedaba del parabrisas estaba salpicado completamente, Max aún se mantenía con el cinturón de seguridad, que irónicamente le habían salvado la vida, pero solo por un momento. Su cabeza estaba tirada para atrás, aún estaba drenando.
El primero en bajar del auto fue García que se quedó inmóvil ante ese cuadro.

- “Capitán, ¿están muertos por el choque?” dijo López mientras bajaba del auto y se acercaba a ver lo sucedido
- “Parece que el choque fue lo de menos…” García se secaba el sudor de la frente
- “No creo que sea para tanto…- López recién miraba el auto lleno de sangre y lo que más le impactó fue la cabeza de Max ahí destrozada- ¡¡Maldita sea!! “ López se llevó las manos a la boca. La impresión le había producido arcadas.
- “Parece que la sangre no es de tu agrado…, no se como demonios te graduaste en la escuela de policía, seguro tu madre se acostaba con algún alto mando, ¿no?..., ¡¡Párate rápido!!, tenemos que pensar como mierda vamos a encontrar a esos…, tienen a la chica que es la principal testigo…, llama a la comandancia para que se encarguen de este cuerpo…”
- “No me siento bien jefe…” López se reincorporaba, pero su cara estaba de color verdoso
- “¿Deseas que te quite el susto a patadas?, ¡¡APURATE!!, ayúdame a pensar como demonios vamos a dar con ellos… “ García miraba al suelo
- “Que problema capitán…, si tan solo…”
- “¡¡Mira López!!, hay un teléfono ahí tirado…” García se apresuraba a recoger el aparato
- “Seguro se le cayó a uno de los…”
- “¡¡No estúpido!! Mira la pantalla…, hay un nombre y un numero aquí registrado…”
- “¿¿Max??”
- “Felizmente sabías leer…, parece que su teléfono se lo había dado otra persona para coordinar los movimientos de esta noche…”
- “¿Pero a quién jefe?”
- “Si lo supiéramos ¿crees que estaríamos acá parados?”
- “ Si tan solo tuviéramos un rastreador, así como en las películas”
- “ En estos momentos te pones a pensar en películas…, ¿rastreador?... ¡¡Como no lo pensé antes!! ”
- “¿Se acordó de alguna película?, a mi me gusto Policías y…”
- “¡¡No retrasado!! Ahora los teléfonos celulares llevan un dispositivo de rastreo, un GPS…, podríamos localizar por satélite a la persona que lo tiene…, es lo único que tenemos en estos momentos…, estoy seguro que esos asesinos tienen conexión con los negocios de Max Pardo”
- “Será pretexto para que se comunique con Marita…” dijo entre dientes López

A muchas cuadras de ahí. Una camioneta atravesaba velozmente las calles.

- “Despiértala, aún estamos a tiempo para llegar al otro lugar”