martes, mayo 23, 2006

La Gran Batalla

Tres mil hombres, cansados y hambrientos, atrincherados estaban, la orden era proteger la colina, defenderla con sus propias vidas, ellos lo ofrecerían todo por su país, o mejor dicho por los ineptos y corruptos gobernantes, esas inmundas lacras que tuvieron la gran idea de propiciar una guerra para enriquecerse, ellos serían los culpables de que los niños queden huérfanos de padre, en el mejor de los casos y se encargarían de dejar a las mujeres sin marido, total ese es el gran costo de una guerra.
El ruido de los cañones ya había empezado, como en los cinco días anteriores, el enemigo que les triplicaba en numero, diezmaba sus fuerzas, rompía sus barreras y solo sería cuestión de tiempo para que empiece el enfrentamiento cuerpo a cuerpo, ese ritual tan salvaje, en el que se ofrecen miles de vidas humanas, en donde la vida no tiene ningún valor, ese momento en que las bayonetas se confunden con la carne y que son refrescadas con la sangre de gente inocente, esas personas guiadas por el amor a su tierra.
Al caer el sol, los cañonazos se acrecentaban más y más, haciendo imposible el descanso de las tropas, ese grupo de gente que se encontraba disminuida física y mentalmente. Hasta la luna los había abandonado, ni las estrellas estaban, en su reemplazo la neblina y el frío se habían apoderado de la noche, siendo preámbulo de una encarnizada batalla que empezaría al primer rayo de luz. Y así fue.

El ruido ensordecedor de la artillería abría paso al ejercito enemigo, que avanzaba a píe rápidamente, un ejercito numeroso, que poseía mejores armas, pero tenia mucha sed y hambre, pero de victoria, esa palabra que los lugareños desconocían. Mario, aún menor de edad, un chico de pueblo, que se había alistado en el ejercito para tener buena alimentación y una buena cama para dormir, para gozar de algunos beneficios del ejercito, por qué como el mismo decía, prefería morir a causa del enemigo y no por el hambre, iba a ser testigo del odio humano, ese sentimiento que nos convierte en seres inferiores a los animales.
El enemigo avanzaba rápidamente entre la vegetación que mezclada con el humo. Los hacía un blanco difícil y cuando la primera barricada se fijara bien, ya estarían en sus narices. Y así sucedió, miles de hombre estaban encima, peleando desigualmente, pero total, era una guerra. Sin ningún tipo de experiencia Mario peleaba por su vida, el amor a su tierra había desaparecido, podía ver como sus amigos caían a causa de alguna explosión o de algún bayonetazo acertado por el enemigo. El suelo estaba completamente inundado de sangre, de sangre de los dos bandos que a final de cuentas se estaban mezclando, esos dos pueblos hermanos estaban derramando sangre innecesariamente.

En un momento de gran arrojo heroico o de perfecta estupidez, Mario fue en busca del pabellón nacional que se encontraba en manos enemigas. A dos metros de ellos fue alcanzado por una bala en la pierna, que lo dejó inmovilizado por el tremendo impacto, parecía que le había quebrado el hueso. Un culatazo en el cráneo terminó con su vida. La misma suerte corrió absolutamente toda la gente que defendía la colina, más de siete mil hombres estaban ahí, teñidos en sangre. Pero ellos simplemente eran bajas, que serían reemplazadas por más hombres, hombres que amaran a su patria.

Años más adelante cuando la paz llegó, los campos de batalla fueron poblados y urbanizados. Hermosas casas se construyeron, gente muy alegre las habitó, los árboles crecieron, dando aire puro y fresco. Pero ahí siguen esos miles de hombres que siguen peleando esa eterna y maldita batalla.

10 Comments:

Blogger Rolando Escaró said...

lo peor de todo es que pelean batallas que no propician. increible todo lo que mueve la ambición

3:43 p. m.  
Blogger Laura Martillo said...

Lo que demuestra que el ser humano siempre es la ficha de alguien más. LLámese político, jefe , Dios o cualquiera a quien se le culpe luego de la trasgresión del libre albedrío.

11:07 a. m.  
Blogger elogio_del_horizonte said...

Muchas gracias por tu visita y tu post es muy bueno.
besos fuertes

2:53 p. m.  
Blogger reds said...

Every man gotta right to decide his own destiny
And in this judgement there is no partiality
So arms in arms, with arms we will fight this little struggle
'Cause that's the only way we can overcome our little trouble

Brother you're right, you're right, you're right, you're right, you're so right
We gonna fight, we'll have to fight, we gonna fight, fight for our rights

Zimbabwe...

6:14 p. m.  
Blogger TORO SALVAJE said...

Se nota como disfrutas escribiendo, se nota en cada frase.

No dejes de hacerlo. Lo haces muy bien.

Un saludo.

6:08 a. m.  
Blogger Dr. Espinosa said...

Me gusta su imagen de la sangre mezclándose, jamás me había dado por pensarlo, y tiene usted toda la razón, es posiblemente lo más irónico de toda la guerra, que al final todos yacen juntos, casi en paz.

1:33 p. m.  
Blogger Blog de alma said...

La única batalla que el hombre puede ganar, es la que tiene consigo mismo

3:50 p. m.  
Blogger Dragón del 96 said...

Como que estuviste por el Callao, no? (si, ya sé que el Callao no tiene colinas) Si supiéramos la historia que se esconde debajo de la tierra que pisamos no veríamos tan egoístamente el futuro. Creo que pudiste alargar más el final.

4:01 p. m.  
Blogger Dragón del 96 said...

También he optado en acompañar tus escritos impresos en mis ratos de ocio por las madrugadas. Espero que recibas bien las criticas.

4:01 p. m.  
Blogger novivo said...

¡Claro! las críticas siempre son bienvenidas.

5:32 p. m.  

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